martes, 19 de abril de 2011

INCIDENCIA DE LA VIOLENCIA FAMILIAR Y DE GENERO EN LOS HIJOS

Se define violencia familiar como el comportamiento consciente e intencional, que causa un daño físico, psíquico, jurídico, económico, social, moral, sexual, o personal, a otro miembro de la familia.


La violencia de género hace referencia al maltrato físico, psíquico o sexual que reciben las mujeres por parte de los hombres con quienes conviven o han convivido en relación íntima.
La violencia de género se dirige sobre las mujeres, por su condición de tales, pues sus agresores consideran que carecen de los derechos mínimos de libertad, respeto y discernimiento. Es una situación que está perdiendo su carácter de privada, para tomar relevancia como problema social.


Maltrato infantil es cualquier acción, omisión o negligencia, no accidental, perpetrada por individuos, instituciones o la sociedad en su conjunto, que priven a los niños de su libertad o de sus derechos correspondientes, y/o dificulten su óptimo desarrollo.

Los hijos del maltrato doméstico, aún sin ser víctimas directas de la violencia física o psicológica, son receptores directos de la violencia contra sus madres.

Los niños vivencian la angustia, temor, inseguridad y tristeza de la madre, y esto les produce gran confusión e inseguridad.

La angustia se manifiesta como trastornos físicos, enuresis, terrores nocturnos, alteración del sueño, trastornos alimentarios, agotamiento, ansiedad, estrés, depresión, etc.

UNICEF señala que presenciar o escuchar situaciones de violencia, aunque ellos no sean receptores directos, provoca efectos psicológicos negativos en los hijos de madres maltratadas, pues padecen violencia psicológica, que es una forma de maltrato infantil, recogida en el artículo 19 como “violencia mental”.
El hecho de convivir con la violencia familiar los convierte en víctimas, por ser testigos presenciales de la misma.
En la mayoría de los casos, también los niños son víctimas de la violencia física. Esto tiene como consecuencia que crezcan pensando que la violencia es una pauta normal en el relacionamiento entre adultos.
Estos niños, constituyen su personalidad en función de la violencia, interiorizan los roles de maltratador o maltratada, los patrones de conducta violenta, y no discriminan lo que es correcto de lo injustificable.

La violencia doméstica, ocurre durante la etapa de maduración psicológica del niño, donde una figura referente como el padre, arremete al agente socializador por excelencia que es la madre. Los hijos de un maltratador crecen en el miedo, son propensos al estrés traumático, depresión y trastornos de personalidad. Y esto sin necesidad de que sean objeto directo del maltrato.


En definitiva, la violencia familiar doméstica siempre afecta a los hijos, ya sea como testigos o como víctimas directas de las agresiones.
Los trastornos psicológicos que presentan estos niños son similares a los presentados por sus madres. Esto afecta la emociones, valores, pensamientos, rendimiento escolar y su adaptación social. Serán niños que manifiesten conductas agresivas, antisociales, desafiantes. Y que internamente experimentes inhibición, miedo, baja autoestima, ansiedad, depresión, síntomas somáticos





RECUERDA QUE...LOS NIÑOS HACEN LO QUE VEN...



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