Para poder salir de esta situación es imprescindible asimilar lo que se denomina principio de realismo afectivo, es decir, ver la relación de pareja tal cual es, sin distorsiones y autoengaños.
Cómo distorsionamos la realidad y nos autoengañamos
1. Excusando o justificando el escaso o nulo amor recibido: es duro aceptar que no nos quieren con las mismas ganas. Y no me refiero solamente al placer que produce el sentirse amado, sino a la autoestima implicada. Cuando la persona que amamos nos quiere a medias, la sensación que nos queda es más de agradecimiento que de alegría. Estas creencias afectan directamente a nuestra autoestima y correlacionan directamente con nuestra calidad de vida. Nosotras merecemos ser amadas, felices y sentirnos completas con el amor que recibimos.
2. Minimizando los defectos de la relación o de la pareja: Las personas apegadas tienden a reducir los defectos de la pareja al mínimo, para hacer más llevadera la relación y disminuir los riesgos de ruptura. El apego tiene la peculiaridad de amplificar las virtudes y encoger los defectos según convenga. "Nadie es perfecto, hay parejas peores"
El principio de auto-respeto y dignidad personal
Hay realidades que afectan directamente o distorsionan nuestra forma de ver el amor y de amar, pero es imprescindible tener en cuenta que:
- La reciprocidad en el amor es necesaria para vivir el amor como una realidad alegre y feliz.
- Jamás debemos humillarnos: esta característica es directamente inversa a la idea de amar libremente, ya que humillarse es ir en contra de nuestra ética y moral.
- No te merece quién te lastima: el amor no es sufrimiento gratuito, quien te hace daño no te ama ya que no acepta tu peculiaridad.
- Elimina toda forma de auto castigo
No hay comentarios:
Publicar un comentario